Ya nos enterábamos por el mediodía que el país estaba conmocionado, hacía muchísimo frío, pero alguna gente en la provincia de Buenos Aires, ya la estaba viendo caer.
De a poco, iba llegando, en horas pasadas del mediodía nos enteramos que estaba por la general Paz. Salí a la calle, cerca de las 15 y 30 para ir a lo de un amigo mío y me volví a tocar el portero eléctrico de mi casa, y le dije a mi mamá, "salí a la calle, está nevando!".
Era increíble, de a poco empezaba a nevar más y más. Yo como no tenía gorrito, me mojaba la cabeza con la nieve, mi campera, y mi pelo tenían copitos blancos. La verdad, yo hacía más de 30 años que no veía, la última vez fue en Bariloche, yo era muy chica.
Y me acordaba de esa nevada, que era parecida a esta.
La nieve caía más y más y más. Yo tomé el colectivo, y la seguía viendo caer. Estaba felíz por el acontecimiento.
Toda la gente, salía con los chicos a las calles para ver ese momento. Había gente que salía con los celulares a registrar ese momento y a filmar. Era algo raro, un hecho histórico, algo inusual, algo diferente, volveremos a verlo antes de morirnos, otra vez? quién sabe? tal vez no.
Cuando llegué a lo de mi amigo, veíamos caer la nieve desde las ventanas y el balcón terraza.
Y veíamos cómo unos techos verdes se ponían blancos y cómo había nieve por los edificios vecinos. Y la gente, salía por la tele disfrutando de este hecho histórico. Ningún canal que transmitió en vivo se perdió la noticia o la novedad. La nieve estaba en el obelisco, en el parque Chacabuco, en la plaza de Mayo o en la puerta de tu casa y de la mía y de mi amigo también.
Cuando salimos a la noche para que yo volviera a mi casa, seguía nevando, y había nieve en los autos. Empezamos a agarrar nieve de los autos, de los parabrisas y tirarnos bolas como los chicos. Y alguna nos dimos. Y nos divirtió, inclusive ver un auto que tenía arriba un muñeco de nieve. Realmente, el asombro no era para menos. Estaba muy felíz.
Nevó en Buenos Aires, estrené mi hermosa bufanda nueva y jugué con la nieve con quien me regaló la bufanda. Les parecen pocos motivos para mi alegría y recordar este día con una sonrisa? Sinceramente, creo que no. Gracias a Dios por este regalo, tal vez irrepetible.
***Adriana Sabatelli***
Gracias:Fotos: La Nación.com